Como me fui, vine. Ya estoy aquí de nuevo, aunque mi neurona parece que se ha quedado a la ribera del Guadalquivir. Y no me extraña. Ha sido un viaje perfecto, que mejoraba día a día y que sólo ha tenido algo malo: que se tenía que acabar. He vuelto encantado de Mérida y sus restos romanos, maravillado con el Teatro Clásico en el Teatro Romano, y encandilado por Sevilla, su gente, sus calles, sus monumentos, su río, sus barrios, y sí, también por su calor (aunque menos del esperado). En cuanto mi neurona coja el AVE de vuelta, os contaré el viajecito al sur con más detalle y con fotos (de las de verdad, no de las del año pasado).
Consejo indispensable para disfrutar de las vacaciones.
1 comentarios:
¡Qué rápido pasa lo bueno! Ya estamos de vuelta y me ha sabido a muy poco...
¡Pero qué bien nos lo hemos pasado! Patri, David, tenemos que repetir eso de irnos los cuatro :)
(David, todavía nos seguimos riendo al recordar tu mítica frase: "Sí, ¿qué pasa? Yo seré un turis pero tu eres un ozú" ;)...)
¡Vamos buscando fecha para la próxima!
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