25.4.08

23 de Abril

Desde que era pequeño, en mi casa nunca ha faltado una rosa para mi madre los 23 de Abril. Una tradición tan catalana en una familia tan madrileña, por extraño que parezca. Parte de culpa la tendría el hecho de que mi padre escuchara (y cantara) a Serrat y a Lluis Llach. O que en el mueble de encima de la televisión, entre las cintas Beta, hubiera un diccionario de catalán con la senyera pintada en el lomo.


Pero el tiempo, que casi todo lo cambia, ha hecho que en mi casa ya falten rosas para mi madre. Los 23 de Abril, y también el resto de días del año. Ya no hay cintas Beta en el armario encima de la televisión. Pero mi padre sigue escuchando (y cantando) a Lluis Llach y a Serrat. Por supuesto en catalán. Y la senyera sigue ahí, en el lomo de ese viejo diccionario dentro del mueble de encima de la televisión. Entre CDs y cintas VHS.

Y ahora soy yo el que trae las rosas envueltas en celofán. Una para mi hermana y otra para mi novia. Porque hay tradiciones que no entienden de lugares, ni de lenguas, ni de generaciones.

1 comentarios:

perico dijo...

Me has pedido que te haga el comentario que no se publicó, pero nopuedo, aquel día me afectó [y mucho] y ya no es lo mismo.

De todas maneras te decía que hay cosas que aunque no se vean, todavía existen. Y hasta aqui puedo leer...